PLATICA DE MATRIMONIO
Tenía diez años de casado con ella, no teníamos hijos y en los últimos dos años ya era imposible soportarla, tenía un genio terrible, era muy dominante y tenía un carácter muy fuerte, pero ese día yo estaba decidido a decirle que hasta acá nomás, que me diera el divorcio.
Ella estaba en la cocina cortando las papas para hacer un riquísimo estofado de pollo y ese era el plato que más me gustaba; y es que, no seamos mezquinos ni injustos, ella cocinaba extremadamente rico.
Después de cortar las papas se dispone a cortar el pollo, yo la miraba a lo lejos con qué destreza cortaba ese pedazo de pollo con ese cuchillo de cheff grande y filoso que se acababa de comprar, agarraba el cuchillo con una habilidad y destreza asombrosa.
En eso siento la mirada de ella que la veía, me mira fijamente a los ojos, esboza un ademán de sonrisa, me muestra el cuchillo, agarra el pescuezo del pollo y... lo corta; parece que me quisiera dar mensajes subliminales, pero yo estaba decidido.
Me acerco a ella y le digo:
- Claudia, tengo que decirte algo muy importante
Ella no dejaba de sujetar el cuchillo entre sus manos, y mirándome a los ojos, arqueando un poco las cejas me dice:
- ¿Qué quieres?
... respiré hondamente, y después de esa exhalación le dije:
- Amor... Mmmh... ¿me puedes servir el doble?, tu sabes, ese es mi platillo favorito.
Ella me mira, sonríe y me dice:
- Está bien, pensé que era otra cosa que querías decirme.
Muchos cuando estamos casados tenemos problemas, pero si ella cocina muy rico, esos problemas pasan a un segundo plano. ¿No creen?...Ja ja ja ja ja.
Autor: Martín Alonso.