Un hombre y su recién casada esposa están a punto de consumar el matrimonio.
Ambos están nerviosos y comienzan a desvestirse.
El hombre se quita los zapatos y los calcetines, y la mujer grita: "¡Dios mío! ¿Qué les pasa a tus pies?". El esposo, con los dedos terriblemente deformados, responde: "De niño contraje toelio". La novia replica: "¿No querrás decir polio?".
El hombre dice: "No, toelio. Afectó mis pies".
Continúan desvistiéndose. Cuando el hombre se baja los pantalones, la mujer grita: "¡Dios mío! ¿Qué pasó con tus rodillas?". El hombre responde: "Sí, de niño contraje rodampión". La novia pregunta: "¿No querrás decir sarampión?". El esposo, con las rodillas más feas que había visto, responde: "No, rodampión. Afectó mis rodillas".
Finalmente, se quitan la ropa interior. La esposa, al ver su pene por primera vez, exclama: "¡Espera! No me digas que de niño tuviste... ¿pollas pequeñas?".